Una fobia es un miedo irresistible a algo que habitualmente no afecta a una persona. Se diferencia de los miedos comunes en que la fobia aumenta a medida que pasa el tiempo, llegando a causar graves trastornos de ansiedad, problemas de comunicación e incluso episodios de pánico absoluto. Las relaciones personales son bastante complicadas, en parte porque ni la propia persona ni quien la rodea es consciente de que se trata de un trastorno que puede llegar a incapacitar por completo a quien lo sufre. Ya os hemos hablado de la fobia social y la amaxofobia, hoy hablaremos en términos más generales…
Cómo identificar que padecemos una fobia
Hay quien piensa que la última persona que se da cuenta de que tiene una fobia es la persona a la que le afecta. Sin embargo, salvo casos muy concretos, quienes la padecen son conscientes de que algo no funciona, lo cual genera un sentimiento de frustración que no hace sino agravar el problema.
Para saber cómo actuar cuando la fobia toma el control, es importante saber no solo que la tenemos, sino qué tipo de fobia es la que nos aqueja. Cada una de ellas requiere unas acciones concretas y distintas, de modo que lo primero es saber lo que nos pasa.
En caso de sufrir fobias específicas, lo notaremos cuando el objeto al que le tenemos un temor desproporcionado está frente a nosotros. Estas pueden ser a determinados animales, sitios o actividades. En el caso de que se trate de una fobia a algo con lo que apenas tengamos contacto, apenas habrá problemas para realizar una vida normal. Pero si es a salir de casa, entrar en un ascensor o hablar con alguien, la cosa cambia, ya que son acciones cotidianas que de un modo u otro tendremos que realizar.
Otros tipo de fobias más complejas pueden ser todavía más problemáticas. En parte porque no es solo una situación, cosa o acción la que despierta en nosotros ese miedo irracional. Si sentimos que no somos capaces de llevar una vida normal, relacionarnos con la gente o realizar una determinada tarea sin sentir falta de aire, sudoración excesiva o una tensión tan intensa que podemos llegar al desmayo, posiblemente estemos afectados por una fobia.
Cómo actuar en caso de que sintamos los efectos de la fobia
Uno de los puntos a nuestro favor, y base sobre la que empezar a trabajar en ello, es el hecho de que somos conscientes de que tenemos una fobia, sea de la naturaleza que sea. Por ello, podemos hablar sin problemas con un especialista para que nos ayude. Este hecho ayudará al profesional a evaluar el grado del problema, así como el mejor modo de tratarlo y actuar cuando sintamos que la fobia toma el control.
Por ello, no sientas vergüenza a la hora de pedir ayuda y contactar con un experto en salud mental. No estás perdiendo la cabeza ni te van a ingresar en un psiquiátrico por ello. Cuanto más específica sea tu explicación acerca de tu fobia, más posibilidades de solucionarla tendrás.
En cuanto empiezas a notar que el miedo te atenaza, respira profundamente y de forma acompasada. Así lograrás relajarte y mantener la mente despejada. Busca formas de evadirte y no te concentres en el foco de tu fobia, si se trata de algo específico. No lo conseguirás siempre, pero algunas veces esto ayuda a reducir la ansiedad que acompaña el problema. Si el especialista te ha dado alguna sugerencia adicional, ponla en práctica lo antes posible. Pero sobre todo, no pierdas la esperanza de que algún día controlarás la fobia y no ella a ti. Mantener una voluntad fuerte y darle a cada logro el valor que tiene es fundamental para manejar tu trastorno.
Cuando la fobia toma el control, piensa que no eres la única persona
Puede que te parezca un tanto superficial, pero saber que las fobias son muy comunes puede ayudarte. Al sentir que es algo mucho más habitual de lo que parece, te das cuenta de que muchas de las personas que te rodean también tienen fobias, y que no se les note es un ejemplo de que se pueden controlar.
Según algunos cálculos, una de cada veinte personas tiene o tendrá una fobia a lo largo de su vida. Es cierto que algunas son mucho más profundas que otras, y que hay quien necesita medicamentos para atajar ciertos síntomas causados por ellas. Pero es tranquilizador el hecho de que se tenga un conocimiento amplio acerca del problema. Incluso las fobias más específicas y extrañas se pueden llegar a controlar e incluso reducir hasta casi eliminarlas por completo.
Lo importante de verdad es no retraerse ni tratar de luchar individualmente. Con la ayuda adecuada, se puede ser capaz de llevar una vida normal incluso con la fobia más intensa. Cuando la fobia toma el control no dejes que lo haga para siempre. Lucha contra ella y pide ayuda.