El trastorno post-traumático surge como resultado de un episodio que causa una situación de estrés extremo, a veces acompañado por lesiones físicas muy graves, una gran pérdida o acontecimientos similares. Una experiencia desoladora que posteriormente se ve acompañada de recuerdos, pesadillas y temores relacionados con el hecho de que el episodio se pueda volver a repetir o se viva en la mente una y otra vez.
Personas que desarrollan trastorno post-traumático
Los soldados y ciudadanos que viven el horror de la guerra forman el grupo más numeroso de pacientes con trastorno post-traumático. Otras personas también lo desarrollan a corto medio o largo plazo, como quienes han sido sometidos a abusos sexuales de niños, en cuyo caso los síntomas suelen aparecer pasados muchos años, cuando algo les hace rememorar unos recuerdos reprimidos en el subconsciente.
Incluso se puede estar aquejado de este trastorno aún sin haber vivido una situación de intenso estrés como las mencionadas anteriormente. Por ejemplo, al observar alguno de estos acontecimientos, la persona puede comenzar a pensar en que podría pasarle a ella en algún momento y sentirse igual de vulnerable que si ya lo hubiese experimentado. Incluso pacientes de una operación que han tenido cierta conciencia durante esta pueden desarrollar los síntomas al pensar en el hecho de que podían haber muerto.
Hechos traumáticos que se asocian a este trastorno
Existen determinadas causas que pueden conllevar un trastorno post-traumático:
- Vivir en persona un desastre natural, con o sin pérdida de vidas humanas.
- Tragedias causadas directamente por el hombre. Guerras, agresiones físicas, violaciones, malos tratos psicológicos o acoso.
- Problemas graves de salud o accidentes, incendios o la muerte de un familiar como consecuencia de alguno de ellos.
En cualquiera de los casos, el trastorno es más grave cuando se han perdido vidas humanas, ya que esa sensación de ver morir a alguien graba en la mente de forma más profunda el trauma.
Fases del trastorno post-traumático
Algunos estudios relacionados con la respuesta cerebral a los traumas, este trastorno se desarrolla en dos fases. Una primera, que consiste en una desconexión en el momento de sufrir el episodio. Y una segunda fase en la que el cerebro lo rememora a través del inconsciente, creando sentimientos como el miedo irremediable a una situación peligrosa, a una muerte horrible o a que el episodio vuelva a repetirse. Otros sin embargo hablan de las 5 fases del duelo como las presentes también en este trastorno. Hablemos de ellas de forma más extensa, teniendo en cuenta que la primera fase, la del trauma en sí, no forma parte de la lista:
- Negación: Cuando en la mente aparece el recuerdo del trauma, sea a los pocos días, semanas o meses, lo normal es tratar de convencerse de que no ha sucedido. En algunos casos esto dura más tiempo que en otros, ya que hay secuelas que obligan a reconocer que este hecho ha tenido lugar, como heridas físicas, la ausencia de alguien, etc.
- Enfado: Sea que se reconozca o no, hay una sensación de enfado que aparece siempre. Este puede estar dirigido a alguien o ser muy general, como cuando la situación es fortuita debido a un accidente y no se puede personalizar en una figura concreta.
- Negociación o razonamiento: El individuo intenta encontrar un porqué al hecho sucedido. Para ello, a veces “negocia” con su mente tratando de hallar una respuesta. Cuando no la encuentra, puede aparecer de nuevo el segundo paso, el del enfado.
- Depresión y miedo recurrente: Las pesadillas y las fobias no dejan de aparecer, llegando a crear la sensación de que todo esto no tiene solución. En este paso suele aparecer también la depresión, ya que la falta de descanso, los sentimientos negativos y una serie de otros problemas derivados se acumulan. Si no se cuenta con ayuda, este paso se puede cronificar y convertir el trastorno post-traumático en la causa de otros problemas mentales.
- Aceptación y recuperación: La etapa final es un objetivo a fijarse desde el principio. Cuando se ha aceptado el problema y nos hemos convencido de que no hemos tenido nada que ver con él, comienza un proceso de recuperación que puede ser más o menos largo dependiendo de muchos factores. A menudo puede haber regresiones y volver a alguna de las fases anteriores, por lo que es importante estar alerta a las señales.
El papel de un psicólogo en el tratamiento de un trastorno post-traumático
La labor de un psicólogo es fundamental cuando se padece un trastorno debido a un trauma. Por ello, en cuando ocurre un episodio en el que las personas se ven envueltas, se solicitan los servicios de un profesional para ayudar a pasar por las diferentes fases de forma controlada. Solo actuando de esta manera se logra una recuperación lo suficientemente adecuada como para que no se vuelva crónica y se agrave.
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