Sufrir ataques de ansiedad y trastornos de pánico no es nada fácil. No solo para la persona que los padece, sino para quien convive con ella. Que tu pareja esté siempre preocupada porque retrasarse un par de minutos le haga pensar que te ha pasado algo horrible. Que tengas que aguantar un control férreo porque el nivel de exigencia alcanza límites casi insoportables. Son solo algunas de las cosas que pueden hacer tambalear los cimientos de la relación. Deberás aprender a vivir con ello y ayudar para solucionarlo o al menos aliviar la situación.
Ya os hemos hablado sobre como ayudar a la pareja, anteriormente sobre si sufre depresión, quizá te conviene leerlo también. Pero vamos a la cuestión, las pautas básicas son:
Acepta que hay cosas que no se pueden evitar
Cuando tu pareja tiene un ataque de ansiedad o de pánico, no puedes hacer nada para detenerlo, por lo que debes aceptarlo y dejar que siga su curso. Apóyala, muestra la máxima paciencia posible y esfuérzate por ser una persona aún más tierna de lo normal. Lucha contra la frustración de no poder ayudar más. El simple hecho de estar junto a tu pareja es suficiente ayuda la mayoría de las veces.
Infórmate y aprende todo lo que puedas sobre su trastorno
Tener una información clara sobre el problema de alguien hace que se vean las cosas de otra manera. Por ello, busca ayuda e información de parte de quienes sepan acerca del tema. Aprender cómo se siente cuando está en esa situación os ayudará a ambos, A ti porque podrás ver con sus ojos lo que le pasa, y a quien tiene el trastorno de ansiedad porque verá que te esfuerzas por ayudarla y entender su problema.
Evita frases como “tranquilízate”
Pocas cosas hay tan frustrantes como que alguien diga a una persona con un ataque de pánico que se tranquilice. Lo único que va a provocar es que el problema se agrave, ya que quien lo padece sabe que no es tan sencillo, pues de otro modo lo habría hecho ya.
Por ello, resiste la tentación de decir a quien tiene ansiedad algo como “tienes que superarlo” o “trata de relajarte”. Quien escucha estas frases solo recibe el mensaje de que no se comprende el porqué de su trastorno. Nadie estaría más encantado de solucionarlo que esa persona, créelo de veras.
Ten siempre un plan alternativo
Un ataque de pánico no avisa, por lo que se puede presentar en cualquier momento y lugar. Por eso, elabora un plan junto a tu pareja para saber lo que hacer cuando se dé la situación, como una frase o una señal que te indique que es el momento de salir del paso antes de que la cosa vaya a más. A menudo quienes sufren trastornos de este tipo empiezan a sentir que el ataque viene, de modo que tener un plan de escape para salir es una gran idea. Además, contribuirá a que se sienta más relajada, lo cual le beneficia respecto a su problema.
No personalices el problema
Tienes que saber que a veces tú serás quien encienda la mecha de la ansiedad. Responder a un mensaje de texto de una manera que no sea la que espera, enfadarse alguna vez cuando se tiene que anular un plan que te apetece mucho o algún otro motivo puede que te convierta en el objeto de la situación. No te eches la culpa ni reprimas todo lo que sientes, ya que en realidad no se trata de algo personal. Es una enfermedad y tenéis que aprender a vivir con ella.
A menudo los ataques puedes causar episodios de depresión. La persona que los sufre puede retrotraerse e incluso dar la sensación de que ya no te quiere. Pero esto está muy lejos de la verdad. Si te mantienes cerca, demuestras que te importa tu pareja, algo que no dudes que aprecia enormemente. Te quiere, solo que su problema le impide demostrarlo como le gustaría.
Pedir ayuda no es una derrota
A veces sentiréis que todo escapa a vuestra capacidad. Es vital que no os deis por vencidos y que sepáis que a menudo se pueden conseguir resultados positivos contactando con un profesional. Que os ayuden no es nunca reconocer la derrota, sino ser conscientes de vuestras limitaciones. Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, así que tomáoslo como un paso hacia la victoria final.